Capítulo 1
Rocland
Al noroeste de Escocia anclada en medio del océano, se hallaba una pequeña isla llamada Rocland o "Tierra de Rocas". Toda ella estaba rodeada de grandes y peligrosas rocas que a su vez hacían de fortificación de la pequeña isla. Sólo un pequeño embarcadero de madera y un trozo de playa escapaban de la frondosidad rocosa.
En Rocland, los habitantes eran escasos y procedían de familias asentadas en la isla durante siglos. La mayoría eran pobres pescadores que debían lo poco que tenían al señor Matthew, el alcalde de la isla y su principal propietario. Rocland se hallaba bajo el gobierno del rey Enrique VIII de Inglaterra. El señor Matthew se encargaba de hacer cumplir la ley, además de recaudar los impuestos con los que llenar las arcas del monarca y las suyas propias.
Ahogados por los impuestos, los habitantes de Rocland llegaron a sublevarse en multitud de ocasiones, pero el ejército inglés siempre acababa sofocándolas.
Sin embargo, había otro negocio, que hasta el momento había escapado tanto del control del ejército inglés como del señor Matthew: el contrabando de barriles de cerveza. Muchos de los hombres de Rocland se jugaban la vida cada día comprando y vendiendo barriles de cerveza. De hecho, en toda la isla no se comentaba otra cosa que la inesperada muerte de un chico de 18 años a manos del ejército, cuando se dirigían a Rocland para esconder el cargamento. Mientras trataban de llegar a tierra, comandados por el capitán Derek, los soldados del señor Matthew les tendieron una emboscada y comenzaron a disparar intentando que la inestable y pequeña embarcación no llegase a tierra. Los soldados disparaban al aire, pero la noche cerrada hizo que desafortunadamente una de las balas llegase hasta el costado de aquel joven. Nada se pudo hacer por el hijo del carpintero, el señor Borrow.
Jack era un niño de tan sólo 12 años que vivía en la isla con su tía, la señora Ducks. Era la única familia que tenía, pues sus padres murieron cuando él tan sólo era un bebé. Su tía, una mujer huraña y solitaria decidió hacerse cargo de él más por vergüenza que por compasión. Jack, era un buen chico y después del colegio iba de vez en cuando a echar una mano al señor Borrow, pues la carpintería le ayudaba a soportar la soledad, además de que el señor Borrow le trataba como a su propio hijo.
Una tarde, días después del incidente, cuando salió del colegio, decidió pasarse por la carpintería para dar su más sincero pésame al carpintero.
Cuando Jack entró por la puerta, precisamente estaba trabajando en el ataúd de su hijo.
- Buenas tardes señor Borrow, dijo Jack.
- Buenas tardes hijo, contestó el señor Borrow.
- ¿ Hay algo que pueda hacer por usted?, preguntó Jack.
- Estoy terminando el ataúd para Sam, puedes echarme una mano para acabarlo, contestó el señor Borrow.
- Claro, dijo Jack. Siento mucho lo ocurrido.
- No te preocupes Jack, algún día Mattew y sus hombres pagarán por todo el daño que nos han hecho, replicó el señor Borrow en un tono de tristeza.
Cuando acabaron el trabajo, el carpintero le propuso a Jack ir a tomar un vaso de cerveza con mantequilla a la Taberna del señor Inn. Jack no sabía qué contestar, pues allí no podían entrar niños, todo el mundo sabía que era el lugar donde se reunían los contrabandistas de la isla, aunque todos miraban para otro lado, pero lo malo era el enfado que iba a coger su tía por llegar tarde a casa y más si se enteraba de que había pisado la Taberna del señor Inn.
Jack era un niño de tan sólo 12 años que vivía en la isla con su tía, la señora Ducks. Era la única familia que tenía, pues sus padres murieron cuando él tan sólo era un bebé. Su tía, una mujer huraña y solitaria decidió hacerse cargo de él más por vergüenza que por compasión. Jack, era un buen chico y después del colegio iba de vez en cuando a echar una mano al señor Borrow, pues la carpintería le ayudaba a soportar la soledad, además de que el señor Borrow le trataba como a su propio hijo.
Una tarde, días después del incidente, cuando salió del colegio, decidió pasarse por la carpintería para dar su más sincero pésame al carpintero.
Cuando Jack entró por la puerta, precisamente estaba trabajando en el ataúd de su hijo.
- Buenas tardes señor Borrow, dijo Jack.
- Buenas tardes hijo, contestó el señor Borrow.
- ¿ Hay algo que pueda hacer por usted?, preguntó Jack.
- Estoy terminando el ataúd para Sam, puedes echarme una mano para acabarlo, contestó el señor Borrow.
- Claro, dijo Jack. Siento mucho lo ocurrido.
- No te preocupes Jack, algún día Mattew y sus hombres pagarán por todo el daño que nos han hecho, replicó el señor Borrow en un tono de tristeza.
Cuando acabaron el trabajo, el carpintero le propuso a Jack ir a tomar un vaso de cerveza con mantequilla a la Taberna del señor Inn. Jack no sabía qué contestar, pues allí no podían entrar niños, todo el mundo sabía que era el lugar donde se reunían los contrabandistas de la isla, aunque todos miraban para otro lado, pero lo malo era el enfado que iba a coger su tía por llegar tarde a casa y más si se enteraba de que había pisado la Taberna del señor Inn.
Esta historia tiene buena pinta y me has hecho mirar en google sobre Rocland jajaja, nunca lo había oido.
ResponderEliminarTe leeremos y además navegaremos para aprender algo de geografía .Un abrazo y te esperamos ...
Vengo a decirte que en mi blog tienes un premio y no si perdite perdón jajaja o no, porque esto de los premios tiene su curro , pero ...tengo que pasarlo y las amigas están para eso ( jejeje) . Un abrazo y cuando puedas te lo llevas y ÁNIMO jajaja.
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