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Un día robó a un joven príncipe que había desmontado de su caballo para calmar su sed y descansar. Ella pensó que no la había descubierto, pero cuando intentó correr para esconderse, una gran soga que colgaba de un árbol enorme prendíó sus piernas y Blancanieves se quedó atrapada sin poder moverse.
-¡Suéltame! -gritó rabiosa Blancanieves.
-¡Devuélveme mis joyas! -exclamó el joven príncipe.
-¡Yo no te he robado nada! -dijo ella.
-¡Necesito la dote para poder casarme con la princesa de los Mares del Sur! -contestó él.
Blancanieves finalmente cedió y le devolvió las joyas. Él que en un principio no había reparado en ella, de repente la reconoció.
- Eres Blancanieves y sobre ti pesa una gran maldición. Todo el reino está buscándote!!! -exclamó.
Ella intentó huir, pues temió que la apresara y la devolviese a su malvada madrastra. Pero cuando echó a correr, tres temibles cazadores a las órdenes de la bruja aparecieron en sus caballos y agarrándola de la cintura la pusieron en una de las monturas. Pero el joven príncipe raudo cogió su arco y disparó a los cazadores consiguiendo así liberar a Blancanieves.
-¡Suéltame! -gritó rabiosa Blancanieves.
-¡Devuélveme mis joyas! -exclamó el joven príncipe.
-¡Yo no te he robado nada! -dijo ella.
-¡Necesito la dote para poder casarme con la princesa de los Mares del Sur! -contestó él.
Blancanieves finalmente cedió y le devolvió las joyas. Él que en un principio no había reparado en ella, de repente la reconoció.
- Eres Blancanieves y sobre ti pesa una gran maldición. Todo el reino está buscándote!!! -exclamó.
Ella intentó huir, pues temió que la apresara y la devolviese a su malvada madrastra. Pero cuando echó a correr, tres temibles cazadores a las órdenes de la bruja aparecieron en sus caballos y agarrándola de la cintura la pusieron en una de las monturas. Pero el joven príncipe raudo cogió su arco y disparó a los cazadores consiguiendo así liberar a Blancanieves.
Continuará.........