Cuando llega la primavera, las flores levantan sus tallos que ponen muy muy rectos y abren sus pétalos que pintan de colores deslumbrantes. Visten sus hojas de verde y miran a su alrededor. Entonces descubren un paisaje sorprendente.

Las flores se ríen. Están contentas. Todo lo que ven les encanta y aún abren sus pétalos más y más cuando esos pequeños bichillos posan sus patitas sobre ellas y les hacen cosquillas. Entonces, se ríen a carcajadas. O cuando una pequeña naricilla se acerca tanto a ellas para oler su perfume que acaba estornudando. O cuando hace tanto tanto calor que alguien decide refrescarlas y las gotas de agua resbalan por sus hojas. O simplemente cuando les dicen algún piropo: !Qué flores tan bonitas!.
También se ríen de las risas de los niños jugando a la pelota, tirándose por el tobogán o montando en bicicleta. De las señoras que mientras barren las puertas de sus casas tararean canciones que gracias al buen tiempo empiezan a recordar. De los abuelos que se sientan en los bancos de la plaza del pueblo comentando algún chascarrilllo. De los enamorados que pasean agarrados de las manos bajo la luna llena. De la gente que ocupa las terrazas después de una dura jornada de trabajo para charlar con sus amigos.
Las flores se ríen de ver cómo otras flores ocupan los balcones de las casas que ahora lucen bonitos. Las flores se ríen de sí mismas porque con la llegada de la primavera se han puesto guapas y muestran todo su esplendor. Las flores se ríen porque hay vida y alegría. Porque cantamos, jugamos, paseamos, charlamos, nos saludamos y sobretodo, nos reímos.
Muy bonito texto. He disfrutado mucho con su lectura.Está lleno de sensibilidad
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bonito.
ResponderEliminarGracias por compartir
Un saludo
Muy hermoso, felicidades, gracias por compartirlo
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