"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". Proverbio hindú.
"Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía". José Vasconcelos (1882-1959) Filósofo, educador y político mexicano.

martes, 15 de mayo de 2012

Don Arbolón



Había una vez un colegio que se llamaba "Los Árboles". Tenía su patio lleno de ellos. Los había chiquititos.., también medianitos, grandes ...pero había uno que era enorme, un viejo árbol que estaba justo en mitad del patio. Se llamaba Don Arbolón y ocupaba aquel espacio desde mucho antes de que se construyera el colegio. 


Don Arbolón quería mucho a todos los niños que habían pasado por aquel colegio y los niños le querían mucho a él. Bajo su sombra los niños descansaban, merendaban, jugaban a cromos, se contaban hasta sus secretos más grandes.... Y Don Arbolón, impasivo, siempre acariciaba con la sombra de sus ramas a aquellos niños que tanta compañía le hacían y tanto confiaban en él. 

Un día Don Arbolón apareció malito, con un gran agujero en su tronco y habiendo perdido todas sus hojas. Las señoritas del colegio, preocupadas, llamaron corriendo a unos señores jardineros, quienes con muy poco amor a la naturaleza y sólo con ganas de ganar dinero, ni tan siquiera se preocuparon por Don Arbolón, y al verlo tan viejecito propusieron arrancarlo y plantar en su lugar muchos árboles jóvenes. 

Los niños cuando oyeron aquello, se levantaron de golpe y cogiéndose de sus manitas rodearon a Don Arbolón cantando "Don Arbolón no se va del colegio...Don Arbolón se queda aquí...porque todos los niños... queremos mucho a Don Arbolón". 

Las maestras inmediatamente echaron a aquellos señores y llamaron a un viejo jardinero que vino muy deprisa con una gran maleta. Cuando vio a Don Arbolón, le tomó la temperatura, la presión, le miró la garganta.... y al ratito dijo, "necesito tierra para prepararle su medicación".  Los niños corriendo fueron a por tierra y en un gran cubo se la trajeron. El viejo jardinero mezcló con la tierra jarabe, gotitas, unos polvos y lo extendió todo en el suelo rodeando a Don Arbolón, dándole unas cariñosas palmaditas en su tronco al marchar.

Todos se fueron a casa preocupados por Don Arbolón y cuando llegaron al día siguiente ¡sorpresa!, Don Arbolón ya no tenía aquel enorme agujero en su tronco y todas las hojitas habían vuelto a brotar en sus ramas. Los niños, muy contentos, rodearon nuevamente con sus manos a don arbolón y con mucha alegría cantaron: "Don Arbolón ya no está malito, Don Arbolón se ha curado ya, todos los niños, queremos mucho a Don Arbolón". 

Don arbolón sonrió a su manera, haciendo un simpático movimiento de todas sus ramas y el sol que iluminaba el patio del colegio brilló con mucha más intensidad, participando de aquella alegría que inundó aquella mañana el colegio "Los Árboles".

Autor desconocido




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