"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". Proverbio hindú.
"Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía". José Vasconcelos (1882-1959) Filósofo, educador y político mexicano.

domingo, 6 de mayo de 2012

Los príncipes guerreros


En un pequeño pueblo escondido en lo alto de las montañas, vivían dos hermanos, hijos del rey que gobernaba aquellas tierras. Los dos habían sido preparados desde muy temprana edad para cuidar de sus habitantes. Ahora, estaban en guerra con sus vecinos del norte, pues querían conquistar aquel lugar. 
A pesar de que el castillo en el que vivían estaba sitiado por sus enemigos, los hermanos tenían amistad con vecinos de otros pueblos cercanos y bajaban a menudo la montaña para verles, aunque para ello desobedeciesen la prohibición de su padre de no traspasar sus enormes portones.

Un día, uno de los hermanos fue apresado por las tropas enemigas mientras cabalgaba por la ladera del río. La noticia llegó a oídos del rey, que no dudó en reunir a un importante número de siervos para salvar la vida de su hijo. Lo que el rey no sabía era que su otro descendiente, princesa por derecho, estaba dispuesta a morir para salvar la vida de su hermano.
Valiente como uno más de los guerreros, enfundó su espada, montó en su caballo y marchó con el resto de las tropas. Aún tuvieron que esperar horas escondidos en el bosque antes que la batalla comenzase. Cuando avistaron a sus enemigos, la princesa desenfundó su espada y luchó como el más temible de los guerreros hasta derribar al último de ellos, quien les dijo dónde se encontraba el prisionero: oculto en una oscura cueva y atado de pies y manos. 
La princesa liberó a su hermano y volvieron sanos y salvos al castillo. Ambos prometieron no desobedecer nunca más las órdenes de su padre.

Adaptación del libro "Cinco cuentos con encanto", creado por las familias de los niños del "Programa Crecemos" de Nava de Arévalo.


Gracias a Arancha Rodríguez, profesora de la guardería, por la cesión para La Cuentería de este trabajo.

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